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Foto: RV

Bevan Brumwell: "La religión en China es el dinero"

​Bevan Brumwell nació en Hong Kong el año 1937. Sus padres le mandaron a estudiar a la University of London ciudad en la que vivía parte de la familia. Después de graduarse en economía, empezó a trabajar en el sector de los seguros. A finales de los años sesenta conoció a una catalana, se casaron y tuvieron un hijo. En 1972 dejaron de venir solo por vacaciones y se establecieron definitivamente en Barcelona.

¿Tenía trabajo cuando llegó a nuestra ciudad?

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No. Pero mi experiencia en el sector de los seguros en Inglaterra me abrió las puertas de la Agencia Muntadas. Ellos tenían un departamento internacional del que me hice cargo. Desde aquel despacho estudié mucho para sacarme el certificado de brooker. Tuve mucha suerte porque aprobé. Recuerdo que mi jefe me decía:“¡Bevan, tienes una memoria de elefante!"

¿Qué hacía en Muntadas?

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Empecé a gestionar la cartera internacional de la correduría hasta que me establecí por mi cuenta como especialista en la emergente comunidad china de Barcelona.

¿Había muchos chinos en Catalunya en aquella época?

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Yo conocía, sobre todo, a los que llegaban del sur de Hong Kong, de Cantón. Nosotros hablamos un idioma diferente como vosotros habláis el catalán: el cantonés.

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¿Por qué venían a Catalunya?

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La mayoría llegaba a Europa por Amsterdam. Muchos venían aquí por el clima y por el efecto llamada. 

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¿Cómo vivió la muerte de Franco?

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Los extranjeros se sorprendieron mucho porque no se produjo un baño de sangre.

Muchos de los inmigrantes que llegaban a Cataluña lo hacían desde Amsterdam atraídos por el clima y por el efecto llamada 

¿Qué tipo de negocios hacían los chinos en los años setenta?

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La gran mayoría tenía restaurantes. Después empezaron con la ropa, en la calle Trafalgar, y con las tiendas ‘Todo a 100’ donde vendían todo lo que compraban a buen precio en China. Contenedores enteros de mercancías.

 

¿La ropa era importada de China?

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Sí, pero también tenían fábricas en Italia. Copiaban el estilo italiano y vendían la ropa aquí.

 

¿Dónde están ahora las empresas chinas que han dejado la calle Trafalgar?

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En el Polígono Badalona Sur, al lado de Sant Adrià.

 

En este polígono ha habido varias redadas de Hacienda. 

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Sí. La mayoría de empresarios chinos son honrados y trabajan mucho. Otros no. Cuando Hacienda empezó a inspeccionarlos, algunos se fueron a Brasil. Allí se sienten menos controlados. El problema es que, si tienen que pagar la multa de golpe, algunos no pueden. Tendrían que dejarles pagar la multa poco a poco.

 

¿Cómo funciona el sistema de préstamo de dinero entre empresarios chinos?

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Son préstamos sin intereses entre familiares y amigos. Forman grupos con aportaciones de dinero. Si alguien lo necesita, los coge de la caja común. Después tiene que devolverlo. Es una cuestión de honor. Los que no lo devuelven, quedan marcados para siempre. También hay corrupción en estos grupos.

 

Son muy trabajadores.

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Sí. Hace cinco años estaban de moda los restaurantes tipo buffet libre pero no ganaban dinero y cerraron. Normalmente se juntan cuatro o cinco socios para montar los negocios.

 

¿Se entienden bien con los socios?

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Hay de todo. Pero si uno de los socios gana dinero, los otros querrán sacar tajada.

 

¿Crean empresas con españoles?

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No muchas. Antes, la mentalidad de los chinos era la de trabajar mucho para volver a China. Ahora no tanto. Algunos compran casas por el Penedès o el Maresme. 

 

¿Hay alguna asociación empresarial china?

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Varias. Chuen Ping, fue el presidente de la primera asociación. Empezó con el restaurante Kowloon. Ganó mucho dinero. Ahora se dedica a exportar piel a China.

 

¿La comunidad china está integrada en nuestro entorno?

​

Todavía están un poco cerrados. En los últimos años ha llegado mucha gente de la China continental, hablan mandarín. Yo lo puedo entender un poco pero no lo hablo. Si me fuera tres meses a China, lo podría aprender. Nosotros hablamos cantonés y podemos aprender el mandarín más fácilmente, pero a ellos les cuesta más. 

¿Los exámenes eran en castellano? 

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Si. Yo no lo hablaba. Parecía bobo. Suerte que mis suegros me ayudaron muchísimo. Tuve suerte porque los exámenes eran un modelo americano tipo test. 

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Todavía hay familias que concertan el matrimonio de sus hijos dentro de la comunidad china

Pero los niños chinos que están escolarizados aquí, ¿hablan castellano y catalán?

 

Sí. Aprenden muy rápido.

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¿Se casan solo con compatriotas?

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Algunos se casan con chicas locales, como yo. Pero la mayoría se casan entre ellos. Aún hay muchas familias que hacen como los indios, los padres buscan a la mujer o el marido para sus hijos. Un día un cliente mío al que conocía desde hace muchos años me presentó a su mujer. Yo le dije: “No sabía ni que tenías novia!”. Su familia había concertado la boda. Todavía se hace.

 

Cómo funciona la religión en China. ¿Es importante?

​

No. La religión en China es el dinero.

 

¿Es verdad que las personas mayores vuelven a su país antes de morir?

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Sí pero esto está cambiando también. Tengo algunos clientes que han comprado tumbas en el cementerio de Roques Blanques cerca de Martorell. Para ellos es importante que la tumba esté orientada hacia el mar.

 

¿Hay alguna costumbre especial para el difunto?

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No lo sé. Me acuerdo, cuando era pequeño en Hong Kong, que había una persona muy rica que pidió que lo enterraran con los periódicos para saber qué decían de él en la otra vida. También recuerdo entierros donde quemaban dinero dentro de las cajas. El dinero es la religión.

 

¿Son muy negociantes?

​

Sí. Son como los judíos. Pero a ellos les gusta mucho apostar. Si los chinos dejaran de ir al Casino de Barcelona, tendría que cerrar las puertas. En China está prohibido el juego y, por eso, los casinos de Macao son tan importantes. Es más grande que Las Vegas. La gente llega en autocares desde China para jugar. Está en su sangre: ganar dinero y jugar. Los negocios son como un juego para ellos. Si no va bien, lo cierran.

 

¿Los chinos que van al Casino de Barcelona, viven aquí o son turistas?

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También van los turistas pero la mayoría son los que viven aquí. Un cliente mío tenía dos restaurantes y perdió uno por culpa del juego. 

 

¿Y qué hizo? 

​

Pidió dinero para seguir jugando. Muchas veces, fuera del casino, hay compatriotas que les dejan dinero a un interés del 300 %.

 

¿Y qué pasa si no paga?

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Depende. Hubo un caso de una chica propietaria de dos restaurantes y no paraba de jugar. Pedía prestado a los de fuera del casino. Se lo dejaban porque tenia restaurantes. Cuando le exigieron que les devolviera el dinero, ella les contestó: “Si me matáis, no cobraréis. Dejarme trabajar y os lo devolveré poco a poco”.

 

¿Usted cree que los jóvenes también son así?

​

Los jóvenes están más integrados. Oigo a los padres quejarse de sus hijos: “No son como nosotros”. Y yo les digo. “Esto es lo normal”. Cuando se integran aquí, ya no les gusta el juego ni trabajar en los restaurantes.

 

¿Los chinos que viven aquí, son muy exigentes con los estudios de sus hijos?

​

Aquí los padres no los presionan tanto. En China y Hong Kong hay muchos casos de suicidio.  Las familias que tienen más de dos hijos solo pueden pagar los estudios de uno de ellos y toda la presión recae sobre ellos.

 

Hablando de restaurantes, ¿qué me dice de la moda del sushi?

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Con el sushi ganan mucho dinero. Solo con dos o tres tapas de sushi cobran casi seis euros. En un restaurante chino, el menú vale nueve euros y tienes que ofrecer de todo. Si vamos a un restaurante japonés de verdad, no es tan barato.

 

No distinguimos si son de China, de Japón o de Corea.

​

Yo sí. Con la cara ya se ve.

 

¿Han cambiado mucho las costumbres con las nuevas generaciones?

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Mucho. Tengo clientes de Taiwán que se fueron con los niños de vacaciones allí y no les gustó nada. Aquí se vive muy bien.

 

Y usted, ¿viaja alguna vez a Hong Kong?

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Hace tiempo que no voy. Estuve en Taiwan el año pasado. 

 

¿Cómo es el día a día entre China y Hong Kong?

​

La gente de Hong Kong está muy enfadada por el puente que se ha construido para llegar a Cantón. China les obligó a pagar los gastos de construcción y solo sirve para que cada día lleguen estudiantes desde China.

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La construcción del puente levantó duras críticas en Hong Kong donde el proyecto era visto como otra manera de extender el control de Pekín sobre la ex-colonia inglesa.

Inaugurado en octubre del año 2018 y con un coste estimado de 20.000 millones de U$, el puente tiene 55 kilómetros y forma parte de un ambicioso plan para conectar Hong Kong y Macao con otras once ciudades chinas para impulsar una región con empresas de alta tecnología capaces de competir con Silicon Valley.

¿Qué opina de la tensión que se está viviendo en estos momentos?

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En la época colonial, los ciudadanos de Hong Kong no tenían derecho a voto para escoger al gobernador. Cuando se produjo la devolución de la colonia en 1997 con la política de ‘un país dos sistemas’, los ciudadanos de Hong Kong ganaron el derecho de votar a su representante. Hoy en día, la jefa ejecutiva es una mujer, Carrie Lam, pero todo pasa por Pekín. Cualquiera cosa que quiera hacer debe pasar por la capital y en Pekín son impacientes. Quieren controlarlo todo lo antes posible antes de que pasen los cincuenta años en que se producirá la devolución total.

 

¿Siguen llegando chinos a Catalunya?

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Algunos. Hemos detectado que llegan bastantes de Panamá para huir de las mafias y la violencia de Centro América.

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¿Qué pasaporte tiene usted?

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Inglés y español. ¡Ahora esconderé el inglés por culpa del Brexit! En la época de los emperadores, se decía que China era el país del centro. Napoleón dijo que “... cuando China despierte, el mundo se temblará”. Es lo que está pasando. 

 

Xi JInping tiene mucha prisa. No es tranquilo como Deng Xiaoping. Necesita demostrar su fuerza. En África están haciendo cosas en todas partes, cosas que ni sabemos. Construyen una carretera y, si el país africano no puede pagar, se quedan con los minerales. Antes era importante aprender inglés y español. Ahora es importante aprender a hablar mandarín.

 

¿Cómo ve la crisis del coronavirus?

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Está parando el mundo. Ayer vi un reportaje de Sky News que mostraba cómo está afectando a la economía en algunas zonas de China. Sin embargo, el medio ambiente está mejorando. Creo que todo esto es una exageración. La Covid-19 es menos grave que el SARS pero el problema es que no tenemos vacuna.

 

NOTA: Esta entrevista se realizó el día 3 de marzo de 2020 cuando la pandemia del coronavirus parecía que solo afectaba a China. En el momento de despedirnos, Brumwell bromeó con el gesto de no darme la mano para no infectarme.

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